domingo, 30 de septiembre de 2018

Vendimia en familia: Bodegas Luzón




Hace unos días decidimos ir a las Bodegas Luzón para averiguar si el vino que tanto le gusta a mamá sale directamente de los estantes del súper o ¿de dónde?. En casa, papi es muy de cerveza pero mami es más de vino, en todas sus vertientes, lo confieso. Así que enseñarles a los pequeños su procedencia y que fueran ellos mismos los encargados de hacerlo con sus propias manos me pareció una idea de lo más suculenta. Y si encima pasábamos una jornada en familia divirtiéndonos… muchísimo mejor.
¿Queréis saber que fue lo que hicimos?


Los niños vendimiando















El mes de septiembre es el mes de vendimia en España. Esto quiere decir, que se empieza a recoger la uva de los viñedos para luego poder elaborar sus diferentes vinos. Hay varias bodegas que aprovechan el momento y ofertan para las familias poder pasar el día juntos en el campo conociendo su origen, desde la tierra hasta la mesa.
En esta ocasión nosotros elegimos visitar las Bodegas Luzón en Jumilla porque aprovechamos una oferta en oferplan, pero me consta que hay más bodegas que lo hacen y que también están fenomenal.

¿En qué consistió?
Comenzamos en el viñedo, ahí nos explicaron un poco la historia de la bodega y de que se trata el trabajo que se hace en el campo. Previamente nos habían repartido unas tijeras por familia y llevábamos unos cuantos capazos para que entre todos depositáramos los racimos. Nos dijeron como teníamos que coger las uvas y cuál era la mejor manera de cortar para no dañar la cepa.
El momento de corte fue muy divertido, los niños querían coger todo sin parar. Ya se sabe… los niños con tijeras en las manos son muy peligrosos.
Cogimos nuestras capazas llenas hasta los topes y nos metimos en la bodega para hacer la parte más divertida (por lo menos para mí) empezamos a pisar la uva ¿pensáis que sólo lo hicieron los niños?

Recomendación: quién tenga pensado pisar la uva deberá llevar pantalón corto o falda que se pueda remangar.
Mi impresión: al principio un poco de grimilla pero una vez cogido el gusto es tan adictivo como explotar papel de pompas.
Tranquilos que está todo preparado para la ocasión, tienen las mangueras listas para limpiar los pies y mucho papel para secarlos.
Cuando se da por finalizada la pisada de uvas (lo escribo así porque nosotros lo dimos todo y empezamos a pisar y pisar, muertos de la risa) se llevan a los peques hacer unas manualidades mientras que los mayores seguimos con la visita de la bodega.
Nosotros conocimos la historia y la forma de elaborar los vinos, cómo son las añadas, y las distintas salas de la bodega mientras que los pequeños se pusieron de pintura hasta las cejas haciendo un posavasos con los tapones de corcho. Volvieron felices.


A la salida nos esperaba un aperitivo campero para reponer fuerzas; unas mesas alargadas con patatas, migas, embutidos de la zona y queso. A esto le acompañó una cata de vinos para los papis (3 vinos) y de mosto para los peques.
Una experiencia muy chula, los pequeños aprendieron mucho y todos disfrutamos de una jornada en familia y con amigos, maravillosa.
Para que nuestro día fuera redondo fuimos preparados y de las Bodegas Luzón decidimos reservar en el Restaurante San Agustín (muy cerca, a menos de 5 minutos con el coche) y comimos unos increíbles gazpachos jumillanos.

Una actividad de lo más recomendable.

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