El domingo Javi se levanto temprano y decidió homenajearnos con un buen desayuno, bajo a comprar churros y el periódico para que pasaramos un rato en el jardín. Con el fin de que África nos dejara disfrutar de nuestro desayuno al sol, decidimos ponerla en la hamaca que nos habían regalado los amigos.
En principo el fin era poder desayunar mientras que ella se entretenía sola y digo en principio porque de repente nos vimos los dos girados, mirandola como dos tontos y animandola a que le diera a los muñecos que estaban colgados.
Cada vez que ella movia los brazos y le daba a uno de los muñecos gritabamos los dos a la par: BIEN, MUY BIEN! seguido de unas palmadas y unas risas, sin percatarnos de que el café y los churros se nos estaban enfriando, nos mereció la pena.
Conforme van pasando los días África esta descubriendo que tiene brazos y piernas. Es una pasada ver como va descubriendo cosas poco a poco. Lleva toda la semana como una loca sin parar de bailar. Alucina con los colores, los ruidos, la música... si que es verdad que se cansa rápido, pero en cuanto la ponemos en el cambiador o en la hamaquita, el movimiento de brazos y piernas es constante, tanto que no nos deja ponerle el pañal en condiciones. Eso sí, con su sonrisa cautivadora, es una cameladora nata.
En principo el fin era poder desayunar mientras que ella se entretenía sola y digo en principio porque de repente nos vimos los dos girados, mirandola como dos tontos y animandola a que le diera a los muñecos que estaban colgados.
Cada vez que ella movia los brazos y le daba a uno de los muñecos gritabamos los dos a la par: BIEN, MUY BIEN! seguido de unas palmadas y unas risas, sin percatarnos de que el café y los churros se nos estaban enfriando, nos mereció la pena.
Conforme van pasando los días África esta descubriendo que tiene brazos y piernas. Es una pasada ver como va descubriendo cosas poco a poco. Lleva toda la semana como una loca sin parar de bailar. Alucina con los colores, los ruidos, la música... si que es verdad que se cansa rápido, pero en cuanto la ponemos en el cambiador o en la hamaquita, el movimiento de brazos y piernas es constante, tanto que no nos deja ponerle el pañal en condiciones. Eso sí, con su sonrisa cautivadora, es una cameladora nata.
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