Hace unos días decidimos ir a las Bodegas Luzón para averiguar si el vino que tanto le gusta a mamá sale directamente de los estantes del súper o ¿de dónde?. En casa, papi es muy de cerveza pero mami es más de vino, en todas sus vertientes, lo confieso. Así que enseñarles a los pequeños su procedencia y que fueran ellos mismos los encargados de hacerlo con sus propias manos me pareció una idea de lo más suculenta. Y si encima pasábamos una jornada en familia divirtiéndonos… muchísimo mejor.
¿Queréis saber que fue lo que hicimos?