Me da la risa porque yo era de las que no me gustaba este tipo de celebración hasta que he sido madre y disfruto tanto o más que ellos. No me gusta para nada lo tétrico, no me gustan las cosas que dan miedo, no me gusta la sangre pero tengo claro que me encantan los disfraces, disfrutar con los peques y me divierten ir con ellos a pedir caramelos. Lo reconozco, ver como se entusiasman y se ilusionan con tan poco me gana.
Así que este año por primera vez, estamos haciendo cosas para decorar algún rincón de la casa y tenemos sentimientos encontrados, por un lado el peque quiere que sea la "más terrorífica" y por el otro la peque quiere que se quede todo muy bonito... ¿Creeis que esto es compatible?



