Lo mejor del verano… SU CINE!!!
Desde bien pequeña lo que más me gustaba de ir a la playa,
poder ir al cine de verano. Lo recuerdo como un gran ritual y diferente según
la edad que tuviera.
En la época de niñez, era una emoción ir caminando hasta las
carteleras y descubrir que había una peli para pequeños. El día que si que era
apto ir, había que dormir siesta obligatoriamente (si no te dormirás en el cine
y no podrás ver las pelis y no es plan).
¡Bendito día para mis padres, por fin dormirían una siesta sin guerrear con
nadie!
Nos acostábamos con gran inquietud y al final cogíamos el
sueño, tardaba en llegar, pero llegaba. Y una vez en pie, la tarde se hacía
eterna hasta la hora de hacer los bocatas. “Mmmm,
¡yo lo quiero de chorizo con mantequilla! ¡Y un botellín de agua fría! ¿me
puedo llevar unos gusanitos?”
Y una vez en el cine, nos pasábamos la peli comentando una y
otra escena sin parar. No durábamos ni 5 minutos sentados en las sillas. Casi
al final de la primera película ya estábamos muertos de sueño… pero
aguantábamos como campeones hasta el final de la segunda.
Era sin duda alguna, una de las salidas más emocionantes de la
temporada.
Bueno pues hoy en día para mi no hay verano sin su cine. Y
me da mucha pena porque en Mazarrón sólo queda uno vivo, el Cine Bahía y espero
que siga sobreviviendo por mucho tiempo.
El martes decidí ir al cine con África. ¡Su primer cine de
verano! Echaban MADAGASCAR TRES, una peli para los más pequeños de la casa… así
que seguro que le gusta. (Ja ja ja, en
realidad me gustaba para mi, pero bueno probar… no está de mas.)
Quede con una amiga y todos sus sobrinos, hice la bolsa
reglamentaría, bocadillos, pipas, agua, servilletas, cojín obligatorio.
Bañé a África, le puse su pijama, le di el biberón, preparé
su bolsa (otro bibe, una mantita, un juguete, para cambiarle…) en fin otro
ritual más que añadir. Y salimos de casa, ella salió dormida profundamente pero
cuando llegamos a la cola no sé porqué abrió los ojos como platos y empezó a
mirarlo todo y a curiosear.
Una vez dentro la puse en el carrito pirando a la pantalla y
no paraba de sonreir y poner cara de emoción. Con los sobrinos de Feli empezó a
jugar como una loca (pensé que empezaría a ponerse inquieta y me tendría que ir
para no molestar)
Nos pusimos con los bocadillos y ella nos miraba como
diciéndonos, “¿para mi no hay?” cada
vez que oía un ruido de bolsa de plástico… venga miraditas con cara de
circunstancia.
Se apagaron las luces, empezó la película y fue como
himnotizarla… se quedo fija fija mirando la pantalla, cogida a la barra del
carrito, boca abierta y ojos como platos. De repente, empezó a agitar las manos
de arriba abajo con gran excitación y a reírse a carcajadas, a hablar como una
loca… parecía que los muñecos de la peli estuvieran hablando con ella. De vez
en cuando giraba la cabeza y me miraba para asegurarse de que yo le veía y
estaba ahí con ella. Fue toda una emoción para ella. Y los de la fila de
delante y los de detrás se partían de la risa de ver la situación.
No tardó mucho en dormirse, duró unos 20 minutos o media
hora. Cuando lo hizo, le di la vuelta al carrito, le puse la manta y su dudu y
durmió como una campeona, seguro que soñando con sus nuevos amigos.
Yo me acuerdo que la primera película que vi fue E.T. (no sé
si porque me acuerdo físicamente o por tantas veces que me lo han contado)
espero que ahora África se acuerde de que a sus 7 meses y medio fue al cine de
verano y vio MADAGASCAR y que coja esta tradición tan bonita como es la de ir
al CINE.
Pon tu carrito al máximo para disfrutar de este tipo de experiencias. El carrito es una pieza fundamental para transportar, cómodamente, a cualquier bebe de un lado para el otro. Comprar el que mejor se adapte a ti es lo más acertado.
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