Querida hija...

Ayer fue un día muy cargado de emociones. Tres años han pasado ya desde que te di a luz. Y ahí estábamos papá y mamá emocionados por verte actuar en el escenario del colegio. Primera vez que ambos dos hemos podido disfrutar de esta actividad junto a ti. 

Tú emocionada, era tu día y encima ibas a cantar en inglés "wewesu hapy crismas". Y nosotros con un cosquilleo especial que recorría todo nuestro cuerpo. La sala estaba llena de papás, mamás, tios, abuelos... y todos con las cámaras en la mano listos para inmortalizar el momento. 

Papá en un lado del escenario con la cámara en mano y mamá desde las sillas con el vídeo listo. Se abre el telón y sólo teníamos ojos para ti. Ahí estabas con sus ojazos bien abiertos, una sonrisa increíble y tu vozarrón (literal) dispuesta a darlo todo.

¿Donde está mi bebé? ¿ Donde mi pequeña princesa? Por favor, que se detenga el tiempo, todo está pasando muy rápido. 

Cierro los ojos y recuerdo como si fuera ayer el paritorio, el momento en el que te pusieron encima mía y me invadieron los sentimientos, empece a llorar y temblar, no podía dejar de mirarte y darte besos, nos dábamos calor la una a la otra y una felicidad enorme invadió todo mi cuerpo. 

Los vuelvo abrir y te veo tan pequeña y tan grande. Independiente, feliz, risueña, cabezota y con mucho carácter. La pequeña de tu clase, ahí estas, comiéndote el mundo.

Reflexiono y me pregunto si lo estoy haciendo bien. Me invade un sentimiento de culpabilidad tremendo.Tu hermano vino tan rápido que fuiste destronada muy pronto.Te trato como si fuera mayor y tan sólo eres una niña, mi niña. Esto va a cambiar, te lo prometo. 

Me despido deseándote un muy feliz cumpleaños cariño, mamá te adora, eres la niña de mis ojos y la princesa de mi casa. Mi propósito para este año es que el nivel de decibelios va a bajar y subirá aún más el de abrazos, besos, cosquillas y risas.

Te quiero, no lo olvides nunca.

Mamá